Vistas de página en total

martes, 5 de julio de 2011

UNA PUNTUALIZACION




Solamente quería compartir una experiencia que no hace mucho viví y que, si en principio me pareció bonita, ahora cuando la pienso en la distancia me resulta decepcionante y no por lo que yo puse de mi, si no de lo que después recibí.

Paseando bien entrada la noche después de una cena, recibí una llamada telefónica de una de las últimas personas que en principio, pensaba podía llegar a tener una amistad. El tono era contundente y aunque en ningún momento pedía ayuda de viva voz, si me hizo pensar que no debía dar la vuelta, excusarme y seguir mi camino hasta casa ya que al día siguiente tenia que levantarme pronto para ir a trabajar. A pesar de las horas, acudí a su encuentro y durante largo tiempo hablamos y hablamos con la única intención por mi parte de poder tender una mano a un amigo y si podía hacer más, no quedarme corta.
Habían temas, dentro de la conversación a los que yo me sentía muy vinculada, cercana e incluso llegaba a sentirme responsable por una conducta ajena a la que, en el fondo, no podía controlar.
Cuando al fin entre en casa, me sentí contenta y feliz porque creí haber dejado el posible rencor en un rincón y haberme ofrecido limpiamente a alguien que como he dicho antes, no le debía nada.
Fue pasando el tiempo y aquella relación que se había creado, funcionaba con bastante cordialidad, al menos a mi parecer. Nos llamábamos, quedabamos, en cierto modo compartiamos y nos entendíamos. hasta que las cosas dejaron, sin razón alguna, de funcionar.
De repente habíamos desaparecido. Ya no existía. Ni yo, ni mi teléfono, ni parecía que mi amistad, hubiera sido tal. Como se suele decir se había borrado de un plumazo.
Por un momento, creí que alguien no me utilizaría y cuando dejara de necesitarme, al menos tendría la decencia de despedirse, aunque fuera con un "hasta luego lucas". Aunque, bien pensado, es mejor así.

Esto es una historia, como cualquier otra y en algunos momentos algo exagerada en sentimentalismo barato para mi edad. Tengo que reconocer que la amistad "EFECTO CLINEX"  a mi edad, ya no se lleva.
Quería compartirla porque a pesar de los esfuerzos que realizo cada mañana siguiendo los consejos de mi pareja, para endurecer mi corazón, no encuentro la forma de hacer callo en este maldito corazón. La justicia, la amistad, el amor, el compañerismo, la solidaridad, la moral, etc. etc. seguirán formando parte de mi y cada desprecio, cada olvido, cada falta, propia o ajena, seguirá doliéndome como cuando era adolescente.

La puntualización es que TODO ES CIERTO.

No hay comentarios:

Publicar un comentario