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miércoles, 4 de diciembre de 2013

Y AHORA ES CUANDO DESISTO




Los momentos llegan siempre cuando tienen que llegar. Ni antes ni después. Siempre en el momento justo. Y a mi, ahora, después de tanto tiempo, me ha tocado el momento de pensar, reposar, detenerme y darme cuenta de que mi momento ya esta aquí. Es el momento de la reconstrucción. De dejar de llorar y lamentarse por lo que no ocurrió; de asumir lo que se tiene y poder continuar con tranquilidad y espíritu positivo.

Es duro ver pasar el tiempo y darte cuenta que después de tanto esfuerzo, no has conseguido nada de lo que tenías anotado en esa lista invisible de la infancia. Todo por lo que luché, quedó en el camino; todo lo que quise ser, se esfumo por mi propia torpeza y por mi "dejar hacer" a los demás.
Y cuando ya tenía el corazón roto, cuando las piezas están tan chiquititas que es imposible recomponer...entonces, apareces tu pidiéndome día a día que vuelva a ser aquella que fui. Imposible.

Durante mucho tiempo confieso que he estado en el mismo lugar, Inamovible, esperando que todo sucediera a mi alrededor como yo quería que fuera, manejando unas marionetas que ni si quiera tenían hilos y, en mi incongruencia, creía ver como se enredaban esos hilos inexistentes, lamentándome a la vez por mi mal hacer y culpándome de algo de lo que ni siquiera estaba haciendo: manejar mi propia vida.(y mucho menos la de nadie)
Me metí en una espiral tras otra, rumiando para mis adentros mi infinita desgracia y dejando de paso, que el que quisiera, me pisoteara sin ningún remordimiento.
Deje todo por nada, (eso lo se ahora) y luchaba por valores que por aquel entonces carecían de sentido aunque los tenía muy arraigados dentro de mi y cuando ya caí en la cuenta de que había perdido, ha sido demasiado tarde. Los sueños se sueñan una vez y ya no vuelven. Al menos no el mismo.

Solo una palabra ha tenido la fuerza suficiente para desmontar mis cincuenta y tres años y ver el estallido de la composición material y humana de mi entorno y volverme al punto del cambio; de la asimilación de mi existencia y el darme cuenta de cual y donde esta mi lugar. No diré que sea fácil. Al contrario es un proceso doloroso donde he llorado todas las noches pero al menos ahora se que no quiero migajas, que no me gustan las cosas a medias tintas, que soy feliz con lo que tengo siempre que no me vengan a incordiar y que tengo la esperanza de encontrar ese lugar al que sí pertenezco y donde aunque sea de lejos, veo ese rayo pequeñito de luz.

"Dame tiempo, aunque ya sea tarde, para no volver a ser aquella que fui sino ser la que quiero llegar a ser para ser feliz"