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jueves, 16 de agosto de 2012

VIDA COPIADA




Entró en aquella habitación, que aunque sus paredes eran de distinta forma, el contenido era practicamente el mismo que estaba en su recuerdo. Cerró los ojos y lo vio: los mismos cuadros, los mismos muebles, la misma mesa, la misma cristalería y la misma vajilla. Paso a otra de las habitaciones y la escena se volvía a repetir: la misma cama, las mismas mesillas, las mismas sábanas. Una vez más sintió que ya había estado en este lugar. Recordaba cada una de sus sensaciones, incluso los aromas ahora eran los mismos. El roce de su piel, sus palabras con esa pizca de prepotencia y falta de cariño. Volvió a preguntarse ¿por qué? aunque sabía de ante mano que jamás obtendría respuesta. Lo veía en la distancia. No iba con él aunque eran las mismas palabras, las mismas cosas, las mismas sensaciones.

Por un momento quedo ausente encerrado en aquel pasado real. En el fondo de su ser sabía perfectamente que sí lo había vivido. No había sido un sueño. Había sido real a pesar de que aquellas personas tan amigas y conocidas se empeñaran en no reconocer su existencia. Obviaban en todo momento implicarle dentro de cada una de las historias que contaban. No se sentía participe y esa sensación le hacia desesperar. ¿Acaso no estuve allí? ¿No estuve contigo saboreando cada uno de esos mismos momentos, esos magníficos lugares y esas vivencias familiares?

Parece que todo había sido un sueño, una pesadilla para él que insistía día tras día en que reconocieran su existencia y no usurparan su vida.
Eran muchos años y no estaba dispuesto a claudicar. No lo permitiría.
Esta vez no quería perder todo lo que poseía a cambio de falsedades.
Sabía que ella no lo permitiría por segunda vez. Ella no dejaría que muriera incluso su recuerdo. Sería la primera en llamarlo, recordarle tiernamente todos aquellos años que habían compartido, sus viajes y múltiples vivencias, sus momentos especiales y sería la primera en nombrarlo en cada una de sus palabras reconociendo su intensa existencia.

Volvió a estar en aquella conversación, cerró los ojos y vio con suma claridad que allí estaba, junto a ella en su casa y con sus cosas. Sonrió. La quería, se querían.

No era el. Ya no era el.
El había desaparecido en un vacío desolador
Por sus palabras, jamás estuvo con ella.
Por mucho que sus sentidos, todos ellos se empeñaran...nunca lo había querido. Para ella sólo había sido un juguete roto y viejo al que sustituyó una vez exprimida toda su savia.
Ahora lo mantenía engañado en la distancia procurando que aceptara la vida de vacío y soledad con la que iba a obsequiarle el resto de su vida entre burlas, risas y desvaríos.

El sabía que aquellas historias que oía, las había vivido con ella. El sabía que aquella vida era su vida y que jamás iba renunciar a tenerla.

Al abrir los ojos el corazón roto volvió a sangrar. Le pidió con su mirada que callará y olvidará,  anclara su vida a un sueño y se alejara de la realidad. Y el como la quería, no volvió a respirar. Dejo una vida copiada y se dedico a vagabundear.







 

domingo, 5 de agosto de 2012

FUEGO!!!!







Desolación, tristeza, melancolía al mas puro estilo de desesperación por estas escenas tan dantescas.
Todavía huelen mis sentidos, todos ellos, a "eso" que no sé describir. Huele a muerte, humo, hiervas aromáticas, tierra seca. Huele a todo y a nada. Es una mezcla difícil, no sabría decir pero huele extraño. Es extraño estar en medio de la nada, del vacío. Llevo todo el alma, todo el cuerpo lleno de no-sentimientos. Ante esto, no puedo sentir. Ya no hay fuego pero la tierra, las piedras, todo el suelo...esta ardiendo. Lo he tocado y es verdad. Te queman los pies mientras andas pero no sólo te queman los pies, también me arden las entrañas por toda la extensión quemada que veo a mi alrededor, kilómetros y más kilómetros. Es impresionante. Me invaden las ganas de llorar y no puedo reprimirme, me saltan las lágrimas; saber que antes en este mismo lugar había un montón de vida, de luz, de color, animales de todo tipo... ahora no queda nada absolutamente nada de vida.
Silencio absoluto. No se oye nada. ¡Que angustia! Es la misma puerta del infierno. Este silencio me mata. No podéis imaginaros lo que se puede llegar a sentir, cuando no puedes sentir nada.
A pesar del documento gráfico que pueda adjuntar, no es nada comparable con estar aquí. Tienes que venir,   ponerte en pie en medio de este escenario, cerrar los ojos y respirar profundamente para darte cuenta de todo lo que hemos perdido.
Cualquier monte que se queme, cualquier terreno por pequeño que sea debería dolernos profundamente y no solo por la perdida de vida, también por todos los sentidos que para muchos de nosotros perecen.
Durante mucho tiempo voy a estar lamentando la necedad de los humanos por la poca prevención. Esto estoy segura, se podría haber evitado. Es un grave problema de educación.