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domingo, 13 de marzo de 2011

NUESTROS AMIGOS



El otro día íbamos hacia Valencia por la CV-35, cuando nos toco frenar (con el riesgo que supone), ya que había un perro paseándose por los tres carriles de la pista de Ademuz, sin rumbo fijo, sin saber donde iba o el destino que le esperaba si alguien no lo remediaba. No se lo que sucedió con el pobre animal, lo que si que se es que a todos los ocupantes del vehículo, nos dio un vuelco el corazón y sobre todo al pequeño, que no había manera de que parara de llorar. Su forma de llorar hacia que la escena vivida fuera todavía más amarga.
Soy gran amante de los animales y en particular de los perros. Creo que desde siempre he tenido un perro en casa y aunque los riño y aveces pienso que estaría mejor sin ellos, cuando recapacito me doy cuenta que no es verdad. Te hacen una compañía enorme, sobre todo cuando pasas muchas horas sola en casa, sin darte cuenta, siempre están ahí, contigo, a tu disposición y entregándote todo lo que tienen sin reservas. A ciertas edades, incluso nos viene bien para, con la escusa de pasearlos, salir un rato a caminar, hacer ejercicio y tomar un poco el aire.
Son nuestros grandes amigos, nuestros grandes colegas y en ocasiones peor que un hijo, pero están aquí y hay que cuidarlos. Quisiera que no se abandonará a ningún animal más, a ningún amigo más, que seamos conscientes.
En una ocasión participe en el abandono de un amigo y el remordimiento me duro hasta que después de buscarlo durante mucho tiempo, lo encontré vivo y en buenas manos. Desde entonces tengo una deuda con nuestros amigos y estoy sensibilizada con los peligros que supone el no hacerte cargo de ellos. Y tampoco piden tanto.

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