Vistas de página en total

domingo, 7 de mayo de 2017

EL DÍA MÁS FELIZ




Hoy no voy a repetir temitas que ya he dicho hasta la saciedad, ni voy a recriminar posturas ajenas ni tan siquiera me voy a humillar yo misma, ya no es ese mi estilo, voy a explicar sentimientos que llevo dentro y que pocas veces, desgraciadamente, se me escapan.

Muchos años llevaba deseando tenerte entre mis brazos. Bien sabe quien me conoce que ser madre, era uno de mis deseos más profundos. treinta y cinco semanas sintiendo tus latidos acelerados; treinta y cinco semanas luchando contra mis propias hormonas por una simbiosis que transformaron hasta el último pelo de mi cabeza con el único deseo de tenerte; treinta y cinco semanas viéndote crecer ecografía a ecografía, llamándote "pepito" por aquello de sentirte más cerca aunque este no fuera el nombre definitivo.
Tu corazón latía rápido como el viento y mi ansiedad por ver tu cara crecía a la misma velocidad. Existía ya por aquel entonces una química especial entre nosotros.
"No se romperá".
Ese día, el día que fui madre, 47 centímetros y 2610 gramos, aparecieron ante mis ojos, la cosita más bonita que jamás tendré entre mis brazos. Ser madre no es tan sólo una palabra. Siempre lo he dicho, es más bien un sentimiento, un algo muy hondo que nace de tan adentro que no se puede explicar. No tuve el placer de llevarte dentro de mi cuerpo, pero sentí y padecí todos los instantes de tu evolución.
Cuando al fin apareciste frente a mí, cuando pude abrazarte, atraparte en mi regazo y olerte, una abrumadora ola de felicidad me cubrió desde la punta de los dedos de los pies hasta los pelos de mi cabeza. Jamás, por mucho tiempo que pase sin verte olvidaré ese momento y esa dicha. ¡Ese fue el día más feliz!

Ahora quiero felicitarte, Maco, porque lo que has hecho lo has hecho con todo el corazón que una buena madre pone en cada uno de sus empeños; porque has sabido respetar, tolerar y defender posturas que de antemano eran indefendibles en una sociedad falsa que no estaba preparada para defender las reglas morales. Te felicito porque has dado lo que tenías para dar con las manos atadas y por crear un paraíso dentro de las tinieblas de esa falsa moral. Te felicito porque renunciaste a un nombre que marca la diferencia entre el ser y el no ser, por mantenerte en la oscuridad dejando que el camino se iluminará para que, aquel a quien más querías, pudiera continuar sin reservas, una vida que de antemano tenía marcada. Te felicito porque a pesar de los enfrentamientos tu posición se vio recompensada con un millón de besos, abrazos y sentimientos que marcarían el inicio de una red llena de enlaces que ni el más experto pescador será capaz de desatar. 
Te felicito por los cuidados, por las caricias, por los juegos. Por darte la mano para crecer; por no separarte en la enfermedad ni en los malos momentos; por procurar una vida digna, por la guardería, por el colegio, por los amigos, por querer estar en todos los momentos significativos y por querer compartir. Te felicito por no dudar ni un segundo en dar todo tu cariño y en querer a pesar de "los pesares". Te felicito por tus cuidados, por tus mejores intenciones y por haberlo hecho lo mejor que sabías en cada momento. Te felicito... 
Nunca nada ni nadie podrá entrar en ese rinconcito dentro de nuestros corazones donde permanecemos tu, yo y nuestras sensaciones más puras.

Con un "hola" en un día especial y sin venir a cuento...me conformo.
Gracias, mil gracias por estar ahí y por existir.
Acabemos de disfrutar del día, que ya queda poco.

No hay comentarios:

Publicar un comentario