Vistas de página en total

martes, 1 de noviembre de 2016

COMPROMETERSE



Comprometerse con uno mismo, comprometerse con los demás e incluso comprometerse en hacer algo, es una de las leyes básicas e importante, en todos los sentidos, de nuestra naturaleza humana.
Cada vez que se quiebra cualquiera de estos compromisos, estas rompiendo, sin darte cuenta, algo interno en ti mismo y poniendo en peligro tu propia dignidad.

Adquirir compromisos no es fácil. Tienes que actuar con libertad y decisión, sin involucrar a nadie más; es decir, son personales e intransferibles, pero muy, muy importante tenerlos.
La capacidad máxima del ser humano a comprometerse, es a partir de los dieciocho años que se supone ya eres adulto. Hasta entonces son únicamente pinceladas de aprendizaje aunque pueda detectarse si se va por buen camino.
Se define el nivel de "maduración" para enfrentarse a la vida. Cuantos más compromisos adquieres y cumples, más madurez vas a adquirir y más respeto tendrás hacia los demás. Es una señal de medida.

Hay adultos que nunca han adquirido ningún compromiso, exceptuando de boquilla, y así les va.
No somos conscientes que renunciamos a nuestros compromisos por cansancio, por dejadez, por intromisión de agentes externos... y eso nos hace un flaco favor. Perjudica y ¡de qué manera! a nuestra salud mental y a la larga, a nuestra vida y nuestra capacidad para hacer o no hacer.
Quien se acostumbra a romper sus compromisos sin causa justificada, a no tenerlos (que es más cómodo y peor), terminará por no controlar su vida y ser un "meninfot". Siempre tendrá una excusa u otra.

Lo primero que tenemos que hacer para luchar con este mal que tanto abunda, es pensar lo que queremos y ser libres para decidir lo que más nos conviene. Si quieres, hasta el punto de ser egoístas.
Si de verdad quieres comprometerte no puedes dejar tus propios valores y sentimientos por detrás de lo que puedan decir o pensar los demás; tampoco puedes estar "coartado/coartada" por barreras que te impongas.
Después deberías creerte sinceramente el compromiso e intentar hacer lo que no está escrito por cumplir con tu pacto. Eso te dará fuerza y ganas para crecer, ser mejor en la vida y enfrentarte a lo cotidiano con armas suficientes para vencer.
Después felicitarte por tus decisiones, por tus logros, por tu valor, porque en este mundo en el que vivimos, las tentaciones abundan a lo largo del camino y es muy difícil no caer.
También es importante reconocer tus fallos, saber perdonarte, rectificar, disculparte, respirar hondo, y continuar con más fuerza y eso te hará feliz.

En definitiva, hasta que no tengas el valor de comprometerte, hacerlo con libertad e intentar cumplirlos, ... no estarás preparado/da para ser responsable, mayor, maduro/ra, humano ni aprenderás el sentido  correcto de lo que es la vida y vivir. 
Cada uno tiene sus propios compromisos y el tener los tuyos te ayudará a respetar a los demás. Nadie debería tener el poder de inmiscuirse en la vida ajena.

Si me he permitido hablar de compromisos es porque reconozco que a mi edad los he roto en multitud de ocasiones y cuesta mucho recomponer después los trozos que puedan quedar, si es que quedan.
El primer compromiso que se debe aprender es el compromiso con la familia, que es el pilar de todo el resto.

Os animo a escribir en un papel vuestros compromisos, a qué os comprometeis y cómo lo vais a hacer. Después de algún tiempo os sorprenderéis de los logros y fracasos y de sus razones.

                        SUERTE!!!!

No hay comentarios:

Publicar un comentario