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domingo, 21 de febrero de 2021

HACEMOS LO QUE PODEMOS


Hacemos lo que podemos, aunque a veces no hacemos nada.
Estos días estoy un poco confusa debido a todo lo que puedo observar "en silencio" a mi alrededor y en mi soledad.
¡Somos todos tan diferentes! Mostramos nuestras emociones, sensaciones y sentimientos de tantas formas distintas que no me atrevo a criticar ninguna actuación.
Esta crisis sanitaria nos afecta tanto a todos, que nos aturde la despersonalización que nos envuelve.
Afecta a otras enfermedades que nada tienen que ver con el covid, y el trato y el padecimiento se sufre por igual.
Estar encerrada en una habitación, con covid o sin covid, sin compañía, sin medios a tu alcance, tus medios, salvo un cable con una campanita; pensar en que cualquiera pueda entrar y verse afectados, ambos, en un contagio no deseado, marca...más vale no tocar la campanita!!
Pienso en tanta gente que ha estado sola a espensas de una campanita, una llamada, una vídeo conferencia o la sola presencia de una enfermera o la señora de la limpieza.
Si es malo estar fuera, estar dentro es otro mundo y no menos malo. Puedo dar fe y por ello, me gustaría dar algunos consejos:
El primero y más importante es el de "dar prioridad absoluta a los protocolos" Si no se puede, no se puede para todos sin excepción.
No vale que unos entren y salgan a su antojo y otros no puedan. No vale que no se pueda salir a los pasillos y se le llamé la atención más de veinte veces a algún despistado que se cree que esto no va con él (va con todos desgraciadamente)
El segundo punto es ver de dónde vienen los pacientes e incorporar en el protocolo un set personal de urgencia para todo aquél que ingresa directamente sin disponer de nadie que pueda traerle sus pertenencias. (A partir de ahora os aconsejo llevar un kit de supervivencia para ingresos: bragas o calzoncillos desechables; Cepillo y crema dental; peine; zapatillas para ir por casa y un cargador para el móvil).
Si, ya sé que a algunos os pueden acercar las cosas, pero pueden tardar más de cuatro horas en hacértelas llegar y eso, os aseguro es un trastorno muy desagradable.
Por último, un poquito más de empatía con los pacientes. Poner un poco más de tacto psicológico para, ya que no tiene a su gente, que se pueda sentir algo querido por quienes les atienden. No es mucho pedir, ¿verdad? Cuando encuentras alguien así y tienes unas ganas de llorar que no puedes aguantar...eres su único pañuelo. No es cuestión de trabajo, si no de ser persona.
Se me olvidaba deciros que, también he observado unas diferencias con las vestimentas y protecciones entre una limpiadora, un celador, una enfermera o un médico, por favor, que esto si que me preocupa!!!
Si queremos terminar con esto más rápido si se puede, todos tenemos que aportar y sacrificarnos para vencer, saludos y 👏🏼👏🏼👏🏼 a todos los que ponen de su parte cada día.

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