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jueves, 29 de diciembre de 2011

POR NADA DEL MUNDO TE CAMBIO






Felicitaciones por navidad, hay millones y entre todas, he encontrado esta especial para ti.
Mi mal carácter me obliga en la mayoría de las veces a reflexionar y recapacitar y por ello me doy cuenta que es difícil y complicado vivir conmigo, compartir y sobretodo tener ¡un momento de calma!
¡Debería vivir sola en medio de una isla!. Pero tu quisiste estar conmigo y ante la vida derrotista que siempre me acompaña, el esfuerzo diario de eso que se dice y no te crees: "lo voy a conseguir", se cuela el rayo de la felicidad y puedes decir que aunque existen contrariedades, malos momentos y muchos sinsabores, también hay felicidad. ¿Que sería yo sin seguir tus pasos, tu estela?.
¿Que a veces nos tenemos que disfrazar?¿Tenemos que sortear obstáculos? ¿Y Quien no?
No cambio mi vida. Cuando te miro soy feliz.

miércoles, 28 de diciembre de 2011

A VECES... ME MUERO POR UN ABRAZO




Quien me iba a decir que a mis años me encontraría con tanta necesidad de "un abrazo" una muestra de cariño o una necesidad del recuerdo aquel de la niñez.
Como ahora a mis cincuenta años puedo sentir la necesidad de pedir un abrazo a esta mujer de casi ochenta años que es mi madre y que ya tiene bastante con lo suyo.
Enferma, mayor, con todas sus cosas en la cabeza y yo tengo tan poca sensibilidad que tan solo pienso en que la gente que me rodea, mis amigos, mis conocidos o mis vecinos no conocen a mis padres porque vivo en un piso sin ascensor fuera de la capital. ¡Que egoísta soy!.
También me quita el sueño, cuando en soledad (y hay muchos momentos), medito entre las relaciones padres-hijos y siento que no tengo perdón de dios por enfadarme con ella porque pasan las semanas y si no llamo yo por teléfono, nadie llama ni para preguntar como vas. ¡Que absurda soy!
Pienso: "yo no puedo estar ni un día sin saber lo que estará haciendo mi pequeño" y me doy cuenta de lo diferente que es ser madre y ser hijo y a veces... no lo entiendo.
Echo de menos aquellos tiempos donde si importabas, donde existía preocupación, donde había sentimiento y no alejamiento, ni obstáculos ni distancias
¿Como decirle a una madre mayor que añoras sus llamadas, su preocupación, su entendimiento, su comprensión y sobre todo "un abrazo"?
A veces quiero cambiar la historia vivir cerca, sentir el contacto más cercano, pasear por las calles cogida de su brazo y dejar pasar la confusión y el desasosiego, pero no es la realidad y al darme cuenta, me doy la vuelta y sigo mi camino en soledad y con unas terribles ganas de decir: "Mama, me muero por un abrazo".

domingo, 11 de diciembre de 2011

TODO LO QUE ECHAMOS DE MENOS




Esta soy yo de pequeña. A mi estilo. Marcando diferencias ya a temprana edad. Con mi cinta en el pelo puesta de cualquier forma, el chupete colgando y con el "periódico" del momento, "culturizandome".
La tercera de cinco hermanos, que ¡ya va bien!. ¡¡¡Familia numerosa!!! pero por aquellos tiempos se ve que era algo normal. Recuerdo que en el colegio la mayoría, si no todos, teníamos hermanos: cuatro, cinco, tres y hasta ocho. ¡Eran otros tiempos! Hoy con tres hijos ya formas familia numerosa.

La cuestión es que los tiempos cambian (es evidente) y también nosotros cambiamos. Nuestros gustos se transforman, modificamos conductas y las adaptamos a las actuales, ya que antes no existían. Con la edad te acoplas. A los cincuenta hay mucha gente que sabemos utilizar a la perfección los ordenadores. La gran mayoría tiene su portátil, su teléfono móvil casi de última generación y hasta muchos tienen e-book para leer cómodamente mientras hace los ejercicios de rehabilitación.

Cuando empezó la telefonía móvil, era ciencia ficción que pudiéramos andar por la calle con autonomía, sin cables y con equipos más parecidos a los pequeños buscas que a los grandes ladrillos que pocos podían tener. 
Creo que hoy ya no interesa como eran los teléfonos de la época pasada, ni si nuestros padres tenían muchos hijos o si nos llevaban a los Viveros como único sitio para salir a distraerse. ¡Son historias de mayores! que no interesan para nada a la generación de adolescentes que vienen pegando fuerte por detrás.
Aunque sé, que en el fondo, cuando sean mayores, cuando tengan mi edad, en un momento u otro volverán la vista atrás en busca de recuerdos, de fotos, de historias y anécdota que les hagan preguntarse quienes son y de donde vienen; sin esto, nunca sabrán a dónde van.

A mi edad, por nostalgia u otras razones (cada uno tiene las suyas) sí echamos de menos las historias de nuestros padres y nuestros abuelos; aquellas batallas que nos contaban mientras comíamos alrededor de la mesa mientras nuestra madre peleaba con uno u otro, aquellas que nos contaban una y otra vez y, nosotros nos reíamos divertidos pensando "otra vez mi abuela con sus batallas"; aquellas que hablaban de lo poco que tenían, del final de la guerra, del estraperlo, de los carnets para comer... y mil historias más que repetían mil veces por el alzheimer y que yo hoy desearía recuperar para no perder un trocito de mi historia, que al fin de cuentas, eso es lo que es: mi historia.

No digo que esta época sea mala; es nuestra realidad y con ella tenemos que vivir. Quizás  es un llamamiento a la reflexión interna de cada uno de nosotros y a pesar de los muchos estudios psicológicos de no volver al pasado, de mirar siempre hacia delante, del borrón y cuenta nueva... mirar una vez más hacía atrás, intentando recordar las historias de nuestros padres y nuestros abuelos para descubrir (o intentarlo, al menos) lo que esta pasando ahora en nuestra propia historia.
Tengo la esperanza de poder cambiar la historia que vivimos en este momento de crisis y desesperación para muchas familias, no sólo de España, sino del mundo entero, por otro contenido mucho más humano, divertido y amable, con sensibilidad y recursos de lucha, libertad y progreso digno para todos, para que en los próximos años pueda contar la historia a las generaciones venideras, sin tener que cambiar la sonrisa e inocencia de la foto que encabeza este artículo.
De nosotros depende lo que tengamos que contar...

domingo, 4 de diciembre de 2011

MIRANDO HACIA DETRÁS I


HUBO UN TIEMPO AYER



Hubo un tiempo ayer
donde expresaba lo que soy
reía, lloraba, gritaba, callaba...
y me sentía... vivir.

Hubo un tiempo ayer
que no sabía existir
creía ser feliz
viviendo tu vida
y apartándome de mí.

Hubo un tiempo ayer
que me abandoné sin pensar
que mi vida era preciosa
y no la tenía que dejar pasar.
Que las horas pasan
y no se puede volver a recuperar
que por mucho que mires
sólo lo vas a ver... alejar.

Hubo un tiempo ayer
que mi vida,
se quiso marchitar,
se quedó sin fuerzas
y no pudo ni gritar.

Hubo un tiempo ayer...
que ame.
Hubo un tiempo ayer...
que sufrí.
Hubo un tiempo ayer...
que lloré.
Hubo un tiempo ayer...
que simplemente... VIVÍ.



                                                       Maco Seguí

MIRANDO HACIA DETRAS

TE ESCUCHO


Te estoy escuchando
como quien escucha a un ladrón,
a escondidas, con temor
a veces con odio
y muchas más, sin razón.

Te escucho desde mis miedos
perdiendo hasta "el amor"
de aquellos lejanos días
que vuelan, vuelan...
...y se van.

Ya no te recuerdo ni te quiero mirar
ya no oigo tus ruidos ni tanto gritar
ya no siento la angustia ni tu despreciar,
pero sigo aquí, escuchando
sin poder respirar,
porque me ahoga la nostalgia
de tanto que te quise amar.

Te escucho desde el vacío,
ya no me queda nada más
me robaste las entrañas
y ahora,
ya no las quiero recuperar.

Te espero en el otro mundo
y si quieres, volveremos a hablar
ahora de repente,
ya no te quiero escuchar...


                                                  Maco Seguí