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martes, 22 de noviembre de 2011

LA CAJA DE LOS RECUERDOS




Cuando llegue aquí por primera vez para quedarme, me acompañaba con mis pocas pertenencias, una maleta antigua que utilizaron mis padres en el viaje de novios, a la que ya entonces llame "la caja de los recuerdos".
Era vieja, destartalada, pero lo que en su interior había, sin saberlo, era mi vida: libros, fotos, música, cartas, escritos antiguos, obsesiones,... Mi vida o lo que quedaba de ella ¡cabía dentro de una maleta!
Durante más años me dedique a ir metiendo más de lo mismo en su interior sin hacerme más preguntas. No entendía el por qué de tal obsesión y prefería pensar que si alguna vez me olvidaba, siempre podía acudir a la caja de los recuerdos y rebuscar en sus entrañas.
Es estupendo saber que la tienes. En alguna ocasión he pensado que llegaría a ser el día de mañana como esas cajas que utilizan los payasos de donde sacan y sacan las mas pintorescas cosas de su interior. Un cuadro, una casa, un sillón, una mesa de mármol vestida con su lujoso mantel, cubertería y cristalería acorde con la categoría de los comensales y mil de ilusorios artículos unos de primera necesidad y otros innecesariamente mencionados en la mente sufridora de una bohemia del recuerdo sin olvido. Porque no olvido y se que en mi caja también esta el conejito blanco que se oculta en la chistera, como un mago o una ilusión.


Un día, después de algunos años, llegamos a casa y mi formidable maleta estaba empapada por el agua. Aquello fue un desastre: la mitad de mis pertenencias (tres o cuatro no más) inservibles y la otra mitad sucias y con olor a humedad. Lloré con mis cuatro trastos entre las manos y mi maleta vacía apunto de dormir para siempre en el contenedor.
Intuitiva y rápidamente me fabrique otra caja (esta vez de plástico a prueba de inundaciones) donde meter los antiguos y los nuevos recuerdos.


Descubrí entonces que a veces para ser feliz no es necesario el lujo, las posesiones, todos los caprichos del mundo e incluso la soberbia.


Estar entre cuatro paredes, en una estancia completamente vacía, con cajas de cartón por mesa y almohadones que hacen de sillón, sin porvenir ni trabajo, con cuatro harapos como ropa y una maleta vieja llena de recuerdos... pero con gente que verdaderamente vale la pena tener a tu lado... es suficiente. No es que tengamos necesariamente que pasar por esto para darnos cuenta de como es la vida, (yo no se lo deseo a nadie) pero a veces si es necesario darte un golpe en la cabezota para reaccionar a tiempo y empezar a vivir.


En estos momentos de crisis tan generalizada, donde hoy tienes y mañana, sin saber como, estas sin nada; donde la suerte es el mayor aliado del camino, es cuando puede aparecer el espíritu más humano  de ayudar y compartir con los demás lo mejor de cada uno. Incluso, es el momento de "dar al cesar lo que es del cesar"
Es entonces cuando sabes quien esta a tu lado y entiendes a la perfección lo que es querer y que te quieran. Yo lo se. Lo viví y aunque entonces no me dí cuenta, hoy al abrir la caja de los recuerdos, poner cada cosa en su lugar y ordenar con la prioridad que cada cual merece, sabes que mas que la culpa...es la crueldad; mas que el amor...es el odio y que mas que la venganza...es el propio recuerdo del olvido, con eso...también se puede.


Sería bueno y reconfortante poder meditar y buscar soluciones para dar salidas dignas, sea cual sea el color de la mano que nos la pide. Moralmente, creo que tenemos mucho que aprender y mientras tanto deberíamos fabricar millones y millones de cajas de recuerdo que después nos den las claves para mejorar.


"Comprometerse con la vida exige reflexión, exige normalmente tomar decisiones difíciles, exige mirarse al espejo y dedicarle tiempo, posiblemente más tiempo del que pensaba en un principio, a trabajar por aquello que desea"

jueves, 10 de noviembre de 2011

YO MISMA



Esta soy yo y mis circunstancias.
Hay que ver como pasa el tiempo. Como a veces olvidamos lo que somos, de donde venimos y los esfuerzos que hemos tenido que realizar durante tiempo, para conseguir...lo que tenemos en la actualidad.
No me quejo del camino, ¡seria desastroso para mi integridad!.  ¡Fue estupendo!. Viví experiencias inolvidables; conocí a gentes dispares y magnificas todas ellas sin excepción. Viajé; organice mi casa, mi hogar; me ocupe de pasarlo bien e intente compartir con los demás el bien estar que en esos momentos disfrutaba. La vida era bella. No había crisis o al menos no la notaba. Tenía trabajo y comparando con la actualidad puedo catalogarlo como "un muy buen trabajo", con mi sueldo podía pagar casa, coche, ropa, lo esencial para vivir y de vez en cuando un capricho...

Eran otros tiempos.
Pero yo no me caso con esa estúpida justificación. No señor. Tampoco me caso con la pretendida justicia de "Tu te lo has buscado" o "tu tienes la culpa". No!! Ahora que las culpas se han esfumado, que ya la espalda tiene ese cayo duro como una roca y que ni tan siquiera duele, ahora me doy cuenta del sabor amargo de la verdad, de como el ser humano sí es el animal mas animal e inconsciente que existe sobre la tierra y que por miedo es capaz de callar y llegar a las profundidades más oscuras.

El otro día, mientras disfrutaba de una semana nefasta en mi vida, donde todo me salia mal, donde llego un momento que lo veía todo tan negro, sin solución que no podía ni si quiera atender a razones, que ya dejo de importarme nada, ¡hasta me daba igual tener miedo!, entonces, por arte de magia, sonaron las palabras sencillas e inesperadas que produjeron el chasquido que mi cabeza necesitaba:  "MAS BAJO YA NO PUEDES CAER, ASÍ ES QUE LO QUE VIENE ES LEVANTARSE, SALIR Y EMPEZAR A RECUPERAR"

Que cierto. A partir de entonces, ha vuelto la calma; ha vuelto el sosiego; han vuelto los recuerdos, el pasado, la vida, mi vida... pero no ha vuelto EL MIEDO. Ese se ha quedado sólo en las profundidades oscuras de donde salí.
He aprendido que con miedo te vuelves estúpido y lo único que consigues es desesperación y con esa mezcla, miedo y desesperación, jamás podrás llegar a tu destino y lo más importante, jamás podrás saborear la belleza del camino.

Tengo claro que no he llegado a mi destino. Que me falta mucho por caminar, pero no voy a desperdiciar mi tiempo en buscar atajos; lo que tengo, lo que soy se merece mucho más de lo que tenía o fui. Con crisis o sin ella, mi vida presente es incomparable a mi vida pasada. El camino recorrido hasta aquí, sin duda alguna, me ha enseñado a saltar los baches para que al menos no duela.


                         "El camino es al menos igual de importante, sino más, que el destino. Al fin y al cabo, solemos pasar más tiempo en el camino que en la meta"
                                                                                            Sergio Fernández.


                          "Comprender el precio del camino que uno quiere recorrer y estar dispuesto a pagarlo es una de las pocas condiciones que nos exige la vida para que podamos disfrutar del viaje"
                    
                                                                                               Sergio Fernández.


                         "A los sitios a los que verdaderamente merece la pena llegar en la vida no se puede llegar por atajos"
                                                                                               Sergio Fernández.

jueves, 3 de noviembre de 2011

ENCUENTRAME




Y ahí estaba yo, en la montaña, bajo un manto de lluvia y unos rayos cegadores que con su ruido destrozaban la poca dignidad que me quedaba. Me sentía perdida, totalmente perdida y por mucho que intentaba buscar la razón, la causa de tanto desasosiego, no la encontraba.
"¿Que he visto para encontrarme así?" y por más que estrujaba mi alma y mi mente contra la tierra fría y mojada no encontraba ningún motivo.
Sólo sabia que me sentía morir, que a pesar del frió, no reaccionaba y para cuando quise levantarme... ya no podía. ¡Dios!, grite. ¡Ayudame aunque sea por una puta vez! Pero Dios no estaba.

Estaba aterrada. La tormenta no paraba y cada vez me sentía más perdida. Sabia que yo solita me había metido en este embrollo y desconocía la forma de salir. Lo tenía merecido.
Lo intento; lo vuelvo a intentar, pero mis piernas pesan mucho, están empapadas por la lluvia. Me rodea la oscuridad por todas partes. Otro rayo. Otro estruendo. Están cerca no quiero ni puedo mirar. La tierra tiembla. No se por donde tirar; no se hacia donde ir. Me juro a mi misma que no volverá a pasar; que voy a cambiar y que mi vida va a recuperarme.

Encuentrame... Sólo estas tu. Solo te tengo a ti. Solo me quieres tu. Te llamo, te grito que me encuentres, te suplico que me encuentres. Me desespero y no puedo salir. Por mas que lucho no puedo salir. Estoy atrapada en medio de la nada; en ningún lugar; atrapada en el vacío; atrapada porqué sí, sin razón, sin motivo.

E N C U E N T R A M E ! ! !, por favor te lo suplico...

El silencio, un grito estremecedor y ya esta... estas conmigo

miércoles, 2 de noviembre de 2011

MAS QUE UN PADRE, UN AMIGO




"Voy a contar una historia. Es sencilla. Tu mismo estás en ella. Y todos. Se trata de un vagabundo, un perro y una playa. Yo estaba allí. Los vi. Tú también. Y todos. Todos estuvimos allí. Unos los vimos. Otros no..."

                                                                Vicente Vives Lacruz
        (texto extraído del relato corto publicado en ReCuentos)


Lamento que te marches sin decir nada y poco a poco pero es el mejor camino para este viaje, rápido y sin padecer. Me alegro!..., pero ahora, después de tanto tiempo que hemos compartido, tu a tu manera y yo a la mía, es ahora cuando quizás mas cerca se encontraban nuestros caminos.

Fuiste un padre en épocas donde me encontré huérfana; un bohemio pensador y un artista, reflejo de lo que algún día yo quería ser. Cercano y muchas veces lejos. Discutidor y cabezota pero pendiente de tu gente, sin criticas, asumiendo tu papel desde ese hilillo de vida que te quedaba.

Ahora amigo, soñador, compartiendo historias que todavía no estaban escritas, pero tenias grabadas en tu débil corazón. En cada una de mis visitas, un nuevo sueño, una ilusión por vivir, aunque fuera una sombra.
Marchaba pensando: "hoy esta mejor"... pero ha faltado tiempo.

Adiós AMIGO.

    Como tu dices: "Yo estaba allí. Los vi. Tú también. Y todos."